Los cambios que demanda la política de salud en México frente al COVID-19



De acuerdo con la Secretaría de Salud, hasta el 20 de agosto de 2020 había 543,806 casos confirmados de COVID-19 en México, y 59 mil fallecimientos asociados a la enfermedad. Conforme han incrementado las cifras, el país ha sido fuertemente criticado por tener problemas de subregistro en los casos, así como por el mal manejo que las autoridades han hecho de la crisis sanitaria. Ante la falta de un tratamiento específico que atienda la enfermedad, se ha recurrido a cuarentenas, distanciamiento físico y medidas de prevención como el uso de cubrebocas, gel antibacterial, y el lavado recurrente de manos, todo esto con la finalidad de evitar un colapso en el Sistema Nacional de Salud.

El reto que implica esta pandemia no se limita al tema de salud, también hay una serie de desafíos en materia social y económica. Esto expone problemas de desigualdad en la población, como las enfermedades crónico-degenerativas, la pobreza y los bajos niveles educativos; cuestiones sociales que contribuyen a la velocidad y fuerza con la que se reproducen los contagios por todo el país.

Los altos índices de pobreza que hay en México provocan que un amplio sector de la población se vea ha obligado a salir a trabajar para tener algo que comer cada día. Esta realidad contrasta con las medidas de confinamiento generadas por el gobierno, así como con la falta de programas robustos como el ingreso básico universal. Todo esto generó presión para que, contra todo pronóstico, el gobierno federal anunciara el 13 de mayo su plan de reactivación económica. Previo a la pandemia, según datos del CONEVAL (2018), el 41.9% de la población en México se encontraba en situación de pobreza, y el 7.4% en extrema pobreza, cifras que de acuerdo con diferentes estimaciones se elevará significativamente (EnCovid19; CEEY, 2020).

El reinicio de las actividades económicas representa, para muchos hogares, la oportunidad de obtener un ingreso para solventar sus gastos más apremiantes, pero no significa que el virus se haya contenido, sino que las personas están saliendo a trabajar en medio de la pandemia. Lo anterior se agrava aún más por enfermedades ya presentes en la sociedad mexicana como diabetes, hipertensión y sobrepeso, por señalar algunas.

En un estudio reciente, Coutiño y Martínez (2020), mediante los datos de la Dirección General de Epidemiología del Gobierno Federal, detectaron el efecto que tienen las comorbilidades preexistentes en la probabilidad de muerte por COVID-19. Uno de los aspectos más destacables, es que padecer diabetes aumenta la probabilidad de muerte, lo cual se incrementa significativamente por la edad.

Los resultados del estudio sugieren que las comorbilidades son factores de riesgo que incrementan la probabilidad de fallecer por causa del SARS-CoV-2, mientras que la edad es una variable que puede jugar a favor o en contra de la situación del paciente, y, por tanto, en la probabilidad de morir a causa de este virus. Es urgente apostar por medidas de prevención de la salud, no sólo en estos momentos, sino también en la pospandemia.

La situación actual del escenario epidemiológico nacional, así como del modelo de servicios de salud centrado en la atención correctiva, han mostrado que la prevalencia de comorbilidades combinada con enfermedades crónicas transmisibles, como el coronavirus, trae como consecuencia un nivel alarmante de defunciones. En este sentido, transitar hacia una política de salud que privilegie la prevención en la salud será indispensable para mantener una población sana y un sistema de salud que en el largo plazo evite costos, tanto monetarios como de pérdidas humanas. 

Uno de los retos más importantes en materia de salud es generar cambios en el perfil epidemiológico del país, para ello, es necesario la promoción y rediseño de políticas de salud que incluyan cambios sustanciales en la forma de alimentación de los mexicanos, como una de las vías encaminadas a mejorar su bienestar. Ejemplo de esto es el etiquetado frontal de alimentos con alto contenido calórico, azúcar, sodio, grasas saturadas y grasas trans; así como la reforma que adiciona el artículo 20 bis de la Ley de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes del estado de Oaxaca, en la cual se prohíbe la distribución, venta, regalo y suministro de bebidas azucaradas y alimentos chatarra a menores de edad, acción emprendida por los legisladores de ese estado.

Finalmente, debido a las condiciones de salud en la población, sería importante incluir la presencia de comorbilidades en la medición de pobreza del CONEVAL, como un indicador de riesgo en la vulnerabilidad por carencias sociales, y con ello un rediseño en las estrategias para atacar este problema por parte de los tres órdenes de gobierno.

Oscar A. Martínez Martínez
Brenda Coutiño
Claudia V. Zamudio Lazarín 
Universidad Iberoamericana 


Referencias.

CEEY (2020). Elementos de un plan integral para atender las consecuencias económicas de la pandemia de coronavirus en México. Centro de Estudios Espinosa Yglesias. México

CONEVAL (2019). Diez años de medición de pobreza multidimensional en México: avances y desafíos en política social. México: Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social.

Coutiño, B. y Martínez-Martínez, O.A. (2020). Comorbilidades en salud y sus efectos en personas con SAR-CoV-2 en México. En prensa. Panorama Económico, IPN.

EnCovid19. (2020). Encuesta de seguimiento de los efectos del COVID en el bienestar de los hogares mexicanos. Universidad Iberoamericana. México

Secretaría de Salud (SSA). Datos Abiertos - Dirección General de Epidemiología. Dirección General de Epidemiología. Recuperado de: https://www.gob.mx/salud/documentos/datos-abiertos-152127

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