Los puntos sobre las íes. El rostro femenino de la pobreza laboral en México

Diversos estudios han mostrado la importancia que tiene la actividad laboral de los adultos en un hogar, en la posibilidad de caer o evadir la pobreza. Sin embargo, algunas condiciones de empleo podrían no ser suficientes para evitarla (de la Cal, 2014), tales como la ocupación informal, el trabajo por cuenta propia, la participación en sectores de baja productividad, en jornada reducida y/o con baja remuneración, por mencionar algunas. Debido a ello, surgió la pobreza laboral como objeto de análisis, para indagar la situación de las personas que, a pesar de tener un trabajo, viven en hogares que no logran superar la línea de pobreza (Tejero, 2018).

Frazer y Marlier (2010), identificaron algunos factores que la explican, como la estructura de la economía y del mercado laboral (baja calidad de empleo, ocupaciones de riesgo y salarios netos bajos, entre otros); la composición familiar y la baja intensidad de trabajo por hogar; características individuales como el nivel de estudios, la nacionalidad y la edad; así como factores institucionales vinculados a regulaciones, prestaciones y servicios estatales.

No obstante, el mayor reto para el análisis de la pobreza laboral es la delimitación de sus dos principales componentes: la población trabajadora y el umbral de pobreza. Por esta razón existen múltiples criterios para su examinación. En México, el Índice de la Tendencia Laboral de la Pobreza (ITLP) es un indicador trimestral calculado por el CONEVAL; estima la relación entre el ingreso laboral y el costo de la canasta básica alimentaria, del cual se obtiene el porcentaje de pobreza laboral (CONEVAL, 2022). Tiene por objetivo identificar la proporción de la población que no tiene garantizado uno de los derechos más básicos para el desarrollo: la alimentación (Cárdenas y Li, 2022). Del panorama nacional destacan algunos puntos presentes en la figura 1.

Figura 1. Datos importantes sobre pobreza laboral en México.
Fuente: Elaboración propia a partir de CONEVAL (2022).

Como se mencionó anteriormente, la pobreza laboral ha sido más grave en las mujeres (ver gráfico 1). En el primer trimestre de 2022, los hombres ocupados reportaron un ingreso laboral mensual de $7,169.93 y las mujeres $5,763.28; esto indica que el ingreso de los hombres ocupados es aproximadamente 20% mayor que el de las mujeres. La tendencia en los cinco periodos anteriores es similar (ver gráfico 2).

Gráfico 1. Porcentaje de la población ocupada en pobreza laboral.
Fuente: Elaboración propia a partir de CONEVAL (2022).

Gráfico 2. Ingreso laboral promedio de la población ocupada y en pobreza laboral.
Fuente: Elaboración propia a partir de CONEVAL (2022).

Es necesario señalar que, aunque se ha observado cierta recuperación posterior a la pandemia, por el aumento en la inflación y, consecuentemente, de los precios de la canasta alimentaria básica, es posible que se agravara la situación de las mujeres que ya se encontraban en condiciones adversas.

Ahora, solo con estos datos es inviable determinar la causa del fenómeno. Aunque algunas investigaciones sugieren que tiene origen en las desigualdades que deben enfrentar las mujeres en el mercado de trabajo, especialmente en la contratación, la promoción y el acceso a la formación; y en el ámbito familiar, por dedicar mayor cantidad de horas semanales que sus contrapartes masculinas, al trabajo doméstico no remunerado (Peña-Casas y Ghailani, 2011).

Aunado a ello, la sociedad establece roles esperados: empleada, esposa, madre, hija, inclusive, proveedora familiar. Estos son altamente limitantes y demandantes, sobre todo si el Estado y el empleador no ofrecen políticas y/o servicios que permitan un equilibrio entre las múltiples demandas (Liu, 2019). Así que, eventualmente, dichas dificultades podrían traducirse en menores ingresos y mayor vulnerabilidad.

A manera de conclusión.
¿Qué dicen los datos? Que cierta porción de la población está en una situación en la que sus ingresos laborales son insuficientes para alcanzar una alimentación básica. De esa fracción, las más afectadas son las mujeres, quienes tienen un ingreso menor que los hombres.

¿Qué no dicen los datos? El Índice de Tendencia Laboral de la Pobreza no es una medición precisa de pobreza, ya que el ingreso no es un indicador suficiente para determinarla, es necesario incluir otras dimensiones. Sin embargo, provee datos sobre la situación laboral de las familias, mismos que pueden orientarse en acciones, programas o políticas preventivas.

¿Cómo erradicar el problema? El tema es sumamente complejo, requiere de soluciones en distintos niveles. En primera instancia, es de suma importancia controlar los niveles de inflación para asegurar cierta estabilidad en los precios (BANXICO, 2022). Además, es necesaria la creación de empleos de calidad con una remuneración que garantice la subsistencia familiar y que, al mismo tiempo, contribuya a disminuir el empleo informal. Asimismo, es fundamental la creación e impulso de políticas que aseguren ingresos a trabajadoras informales, subcontratadas y por cuenta propia; particularmente a las que desempeñan trabajos domésticos y/o de cuidados, actividades que no suelen ser tomadas en cuenta como empleo (Reyes-Martínez et al., 2022). Para ello, es indispensable que se dignifiquen y formalicen este tipo de labores, las cuales recaen mayormente en las mujeres.


Claudia Viviana Zamudio Lazarín
Universidad Iberoamericana Ciudad de México



Referencias

BANXICO. (2022). Efectos de la inflación sobre la pobreza laboral en México. Banco de México. https://www.banxico.org.mx/publicaciones-y-prensa/informes-trimestrales/recuadros/%7BD7FCE9BD-2BF6-5E7F-2FCF-5C8A02FB9BB7%7D.pdf

Cárdenas, G., y Li, J. (2022). Pobreza laboral México. BBVA Research, 7.

CONEVAL. (2022). ITLP-IS pobreza laboral. Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social. https://www.coneval.org.mx/Medicion/Paginas/ITLP-IS_pobreza_laboral.aspx

de la Cal, M. (2014). La pobreza laboral. Instituto de Estudios sobre Desarrollo y Cooperación Internacional, 40, 1-11. https://doi.org/10/15328

Frazer, H., y Marlier, E. (2010). In-work Poverty and Labour Market SegMentatIon In the EU: Key Lessons (p. 64). EU network of Independent Experts on Social Inclusion.

Liu, J. (2019). What Does In-Work Poverty Mean for Women: Comparing the Gender Employment Segregation in Belgium and China. Sustainability, 11(20), 5725. https://doi.org/10.3390/su11205725

Peña-Casas, R., y Ghailani, D. (2011). Towards Individualizing Gender In-Work Poverty Risks. En N. Fraser, R. Gutiérrez, y R. Peña-Casas (Eds.), Working Poverty in Europe (pp. 202-231). Palgrave Macmillan UK. https://doi.org/10.1057/9780230307599_10

Reyes-Martínez, J., Martínez-Martínez, O., y Zamudio-Lazarín, C. (2022). Una mirada a los mercados laborales en América Latina. Un análisis global. En O. Martínez-Martínez (Ed.), Los mercados laborales en América Latina. Los grandes retos de la región. Universidad Católica de Córdoba.

Tejero, A. (2018). Pobreza laboral en España. Un análisis dinámico. Revista Internacional de Sociología, 76(2), 1-18. https://doi.org/10.3989/ris.2018.76.2.16.54

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